30 de octubre de 2011

Acariciando el cielo


Siguiendo la ruta que comunica China con el Tíbet, nuestra próxima parada era Tagong. Una pequeña población situada en las llanuras que existen a 2500 mts de altura.
Después de pasar una hora regateando el precio de la furgoneta-taxi, por 100 RM conseguimos ponernos rumbo a Tagong. Los impresionantes paisajes que nos dejaba el camino, confirmaba lo increíble que es este lugar
Siendo una de las zonas más despobladas de China, debido a la altura y las duras condiciones climatologías. Que aunque fuimos en pleno verano, no nos pasaron desapercibidas.


Tagong, un lugar pequeño, acogedor, perdido entre montañas donde pastan los conocidos Yak. El Yak es prácticamente la base de la alimentación de los lugareños. De donde extraen, la carne, la leche, la mantequilla, el yogurt, su pelaje y vete tu a saber que más, porque estos chinos no tiran nada, vamos.


Se dice, que el Tíbet es el techo del cielo, y tengo que decir que el cielo pierde su dimensión visto de tan cerca. El azul contrastado con las praderas, hacen de este paisaje que sea único. Supongo que después de casi tres meses viajando por Asia, te acostumbras al caos, al ruido constante y es sólo en lugares como este, donde realmente saboreas de nuevo la tranquilidad, la normalidad de la gente de pueblo, de la amabilidad, de no tener prisa, de no sentirte engañado… la calma en su más pura esencia.



Nada más llegar, encontramos un sitio muy acogedor donde quedarnos. La señora era un encanto y para estar en el fin del mundo, su casa no estaba nada mal. Lo primero que hizo, fue sentarnos en su salón y ofrecernos té y un aperitivo, para que nos relajásemos, ayyyyy que gusto. La señora era para comérsela con esos mofletitos tibetanos, su casa una cucada, pero cuando llegamos a la habitación casi me quede en shock, no había visto tantos colores y formas juntas en una pared en mi vida. Aquí os lo dejo, juzgar vosotros mismo…



Con que caras te quedas??
Nosotros, que estábamos deseando explorar la zona, nos dirigimos al monasterio más cercano. Allí nos sorprendimos de lo coloridos que son estos templos a diferencia de otras ramas del budismo. Justo antes de entrar al templo, oímos unos tambores y flautas sonando. Preguntamos a unos de los monjes y nos dijeron que eran los monjes más jóvenes ensayando canciones y bailes, en el tejado del monasterio. Preguntamos, si podíamos subir a verlo, y para nuestra sorpresa nos indicaron el camino uno de los monjes sonrientemente. Nos sorprendió, porque en el sur oeste asiático los monjes son bastante más reservados y nos les gusta mucho la visita de los turistas.




Con cautela, nos asomamos al tejado y allí había una veintena de monjes, bailando y tocando bajo la burla y las bromas de los otros monjes. Nos invitaron a sentarnos y uno de ellos nos intentaba explicar como podía de qué se trataba, la juerga que tenían allí montada. Allí estuvimos un rato, y de repente, allí estaba él… A 2500 mts de altura, en el tejado de un monasterio tibetano , en una población de 700 personas… como lo hubieran sacado de un anuncio de Estrella Damm..


Aquí y en Tíbet "Més que un club..."



Les pones abanicos y parecen Locomia!
Como era de esperar, al subir 1000 mts de golpe, nos hizo mella a la que nos relajamos un poco. En Gerard tuvo que quedarse en la cama toda la tarde porque le iba a estallar la cabeza. Así que yo decidí ir a dar una vuelta a ver que hacían los tibetanos, porque si algo tiene Asia, es que un simple paseo por la calle te mantiene entretenida una tarde entera. Ya que los asiáticos viven en la calle y nos les importa compartir su vida con los demás. Así, que con la compañía de la cámara me fui a ver que encontraba…
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Autentica a más no poder!


La carnicería, al estilo tíbetano, claro.


Aunque no os lo creáis, así calientan el agua.
Al cabo de un rato de estar paseando por allí, veo a lo lejos en una colina a una señora de 256845 años con su nieta, subiendo colina arriba. Y pensé: “seguro que hay unas vista increíbles allí arriba, y si esta señora la sube así de ligera, pues para allá que me voy”. Cuando después de 20 minutos finalmente encontré el camino para subir, poca broma, eh. No os penséis que es tan fácil subir colinas en China, eh. Me di cuenta, de que estoy como se diría en Chile “pa la cagá”, me tuve que parar dos veces a respirar, porque pensaba que no llegaba, eh. Pero la silueta de la anciana me daba fuerzas, si ella puede, YO PUEDO. Iba tan lenta que al final unos niños se unieron a mí, gritándome no se que y siguiéndome. Yo creo que me gritaban: “flojaaaa”.  Porque no paraban de reírse, los muy …





Finalmente, llegué! y la verdad que las vistas valian la pena. Sentada, recuperando el aliento y rodeado de niños  y perros, me limite a gozar de algo que muy poca gente hoy en día tiene para si misma, tiempo.

2 de septiembre de 2011

Camino al Tíbet


Como no conseguimos tren para cuando nosotros queríamos y por supuesto no íbamos a repetir el viajecito con asiento duro. Este pequeño percance ha hecho que tengamos 4 días para descubrir en la provincia de Sichuan. Teníamos varias opciones:

1. Subir al Monte Emei y visitar el Buda de Leshan, pero es increíblemente turístico y la verdad, pocas ganas de subir un monte lleno de chinos con palmeras y paraguas.

2. El parque natural de Jiuzhaigou.Que queda bastante lejos y nos sabíamos a pasar más tiempo en el autobús que en el parque.

3. Coger la carretera que lleva al Tíbet y visitar pueblecitos pequeños tibetanos.

Esta claro, cual escogimos, no?… exacto, la opción 3. Ya que como no tenemos ni tiempo, ni dinero, ni forma de conseguir un visado al Tíbet (que es una misión imposible). Nos apetecía acercarnos y ver otra cara de China…

La ruta de 4 días empezaba por llegar a Kandging, el primer pueblo donde se puede apreciar la cultura tibetana. El problema como siempre, fue el transporte para acceder a una de las zonas más aislada del país. Cogimos un autobús que tenía que durar, supuestamente, siete horas, según la chica de la oficina de turismo y nueve horas según del conductor. Así que en Gerard y yo llegamos a la conclusión de que sería un viaje largooooo. Porque cuando los chinos empiezan a inventar, es que algo esconden.


Kangding

Pues a las tres horas de camino, no sabemos muy bien porque (misterios chinos) nos quedamos atascados durante más de dos horas y media en la carretera, esperando a que la kilométrica cola de chinos se moviera. Cuando al fin, se ponen en marcha resulta que al cabo de unos kilómetros la carretera estaba en obras, así que teníamos que pararnos a dejar paso al carril contrario. Para media hora, deja pasar, tirábamos media hora más, vuélvete a parar… Casi con tres horas de retraso, el conductor dice que tiene hambre y que nos paramos a comer, venga!! 20 minutos más parados en medio de la montaña. Claro, como el tiempo de los chinos no vale nada, les da igual 9 que 15 horas de viaje.


Still Waiting

Volvemos al autobús, y pensamos, bueno ya…. pues noooooo!!! Los chinos, nunca están!!! Cuando nos quedaba sólo media hora para llegar, el conductor (un mal educado gritón), decide que es hora de parar a limpiar el autobús, porque como se ha ensuciado con las obras… Queeee!! Increible!!! No se puede esperar 30 minutos y limpiarlo allí, noooooooo.

Pero lo peor de todo, es que nuestro hostel cerraba a las 12 de la noche. Así que tuve que llamar y pedir por favor que nos esperaran. La chica no muy convencida me dijo que sí, uff menos mal después de 13 horas en el autobús no tenia yo muchas ganas de ponerme a buscar donde dormir, la verdad.

Bueno, pues casi a la 1 de la mañana  llegamos a Kandking, oeoeoeooe!!! Directitos, nos fuimos al hostel y sorpresa… la puerta estaba cerrada, no, cerradísima. Llamo a la chica y nos dice que lo siente mucho que ha cerrado y que no piensa abrir. Casi la mato!!!!  Pero si es un YHA, como me dejas así de tirada!!!

Pues con el súper cabreo y el Gerard en estado de shock, nos fuimos a buscar un hostel, hotel o algo, yo que se (repito a la 1 de la mañana). Como era de esperar, a la 1 de la mañana los hoteles que estaban abiertos te pedían lo que querían, incluso regateando era impagable. Además, súmale que como hay un cuartel de policía y militares en el pueblo. Había allí una de locales con neones, y más chicas de vida alegre (se me entiende, no?), que en los alrededores del camp nou. Junto a gente con problemitas con el alcohol y gente ofreciente habitaciones en piso que tenían una pinta de picadero que no era normal.






Moda tibetana

Desesperados, ya a las 2 de la mañana con un frío increíble (ya que habíamos subido hasta 2500 mts.) Una señora que parecía medio normal, nos ofreció una habitación, nos miramos y pensamos.. bueno, vamos a verla a ver que. La habitación estaba bien, era barata y eran las 2 de la mañana!. Así que decidimos quedarnos, acto seguido en Gerard reviso todas las sabanas (sorprendentemente estaban limpias), pusimos una trampa con una silla en la puerta, para que no entrara nadie..jajaja y escondimos el dinero, la cámara y el portátil en tres sitios diferentes de la habitación..jajaja, súper paranoicos. Finalmente nos metimos en la cama rezando que no entraran a robar y no se formara una orgía china en la habitación de al lado.

Al día siguiente nos levantamos y nos fuimos por patas del pisito, sin ducharnos ni nada… Sorprendimos nos quedamos cuando vimos que de día no quedaba nada del Kandging de noche… Las prostitutas se transformaron en monjes budistas tibetanos, los bares de neones por monasterios y los bares por mercados… ahora los militares y policías seguían allí, como en toda china.
















Así, que deducimos quedarnos a visitar el lugar y relajarnos un poco después de la nochecita que habíamos pasado.





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