Como sólo teníamos seis días en Bali, decidimos que lo mejor era alegarse de las masificaciones del sur y dirigirnos hacia el norte a pasar los últimos cuatro días. Para eso, alquilamos un coche, bueno en realidad era algo entre un coche y una cafetera..jajaja. Pero, fue lo más barato que encontramos, así que aceptamos.
Pero antes, teníamos que ver una de las grandes atracciones de Ubud. Que es el Monkey Forest, un recinto con templos donde los macacos anda a sus anchas y haciendo de las suyas. Porque turista que veian que tenia comida, alli iban ellos, y algunos no con muy buenas maneras… La verdad es que tiene su gracia ver a los monos por allí haciendo de las suyas. Sobretodo porque acababa de tener sus crías y que queréis que os diga, no hay nada más mono que un monito pequeño, valga la redundancia de la de la frase.
El primer día lo dedicamos a la zona este, donde se encuentra Tirta Ganga (Agua del Ganges). Como, ya habíamos visitado varios templos y la verdad es que nos interesaba saber algo más de la historia y de la cultura, decidimos contratar a un guía para que nos explicara algo sobre el palacio y sobre la cultura balinesa. Según el guía (que ya os digo que no fue el primero de su clase), este palacio fue construido por el rey del este de Bali, porque se cree que detrás del árbol gigante que hay en el palacio emana agua sagrada. Así, que el decidió construirse un par de piscinas y canalizar el agua para los pueblos de alrededor. Como en toda buena monarquía, el rey prefiere llenar primero sus piscinas y si sobra agua se la da al pueblo, sabes. A su favor hay que decir, que es un lugar precioso para darse un bañito y disfrutar de las piscinas que solo el rey podía utilizar hasta hace poco.
En palacio esta rodeado de campos de arroz, así que decidimos irnos a dar una vuelta por los campos de arroz y alegarnos del bullicio turístico. La verdad, que es una de las zonas más bonitas y autenticas que hemos encontrado en Bali. Lleno de campesinos, que te sonríen curiosos cuando pasas entre los arrozales, miles de niños jugando con sus cometas y enseñándonos orgullos lo alto que la sabían hacerla volar. Allí pasamos la tarde, rodeados de arroz dorado, campesinos y los gritos de los niños de fondo.
Creo que no pagaban muy bien... y lo deje. |
De ahí, nos fuimos a Candidasa, un pueblecito de costa, donde la lonely planet no prometía relax y calma.
Con una cena buenísima en un restaurante local (Dé5, o Dé Lima), acabamos el día.
Ei, has quedado autentica en la foto con el sombrero ese.......tq faltaria ser un poco mas bajita y mas morena de piel i passas x una balinesa. jajajajaj un bso
ResponderEliminarNeus