27 de julio de 2011

Costa Camboyana: Kampot y Mariscada en Kep

Teníamos pocos días en Camboya, así que tuvimos que elegir hacer una sola parada más antes de irnos dirección Siem Reap. Habíamos pasado el ecuador del viaje (más de dos meses viajando sin descanso). Así que elegimos un tranquilo pueblo en la costa camboyana, para relajarnos y disfrutar del entorno.

El campo base fue Kampot, un pueblo pequeño, que está separado por el rio Kampot y unido por un puente que fue bombardeado durante la interminables guerras en el país y es el símbolo de la ciudad. 



Si no tienes tele....

...partidito de voleyball




Los dos primeros días alquilamos unas bicicletas y nos fuimos a pasear por los alrededores. Kampot es famoso por su Pimienta negra y sus campos de Durian (fruta que solo se encuentra en Asia). Dicen que es lugar perfecto para disfrutar de la cultura provincial de Camboya.

Nos habían recomendado ir hasta Kep, un pueblecito que no tardarán en convertir en un lugar para el turismo de lujo para occidentales. Es conocido porque al final de la playa hay un embarcadero, donde se vende el pescado para toda la zona. Alrededor el embarcadero, hay una fila de restaurantes, donde se puede comer marisco y pescado recién salido del mar. Mirábamos precio y no dábamos crédito, era barato pero precio turista. Me fui al embarcadero y pregunté que si comprabas el marisco directamente a ellos, si me lo cocinaban y me dejaban un rincón para comer. Como bien asiáticos que son cuando ven negocio, se ponen en marcha.






Así que después de pelearme y regatear con los mariscadores. Nos salió la comida 3 veces más barata que en el restaurante. Eso sí, tienes que supervisar todos los procesos, casi me tengo que meter al agua para ver que cangrejos escogía, ya que me quería enchufar los pequeños. Ahora, una vez llegas a un acuerdo no hay gente más amable en la capa de la tierra, el mariscador hasta nos tragó cervecita y todo. 









Sé puede estar más feliz...


Otra opción es alquilar una moto y perderte en las carreteras rurales. A veces en Camboya te da la sensación que en algún momento se paró el tiempo... y nunca más se volvió activar.








De vuelta a casa, nos encontramos con este maravillos cochinillo a la brasa. No lo dudadmos ni un segundo, despues de regatear el precio (como siempre), nos pusimos manos a la obra. 






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